El incisivo* de caballo se utilizó durante el Paleolítico, particularmente durante el Magdaleniense, como elemento de adorno personal. Un hecho original de este periodo consistió en la transformación de la apariencia inicial de este diente* en una especie de lámina de marfil*. Sometido a un largo proceso de abrasión por los dos lados, esta lámina resultante es perforada luego con varios agujeros (hasta siete) y puede servir para suspender otros elementos de adorno. Su ejecución es particularmente cuidadosa. En numerosos yacimientos de la cornisa cantábrica y de los Pirineos durante el Magdaleniense Medio aparecen estos incisivos aguzados de manera intencional. Su función está por determinar, pero algunos son considerados objetos de adorno porque presentan una o varias perforaciones o bien se les ha realizado una incisión profunda en las dos caras de la raíz que pudiera servir para que la pieza permaneciese en suspensión.