A lo largo de la Antigüedad, el carbonato sódico mineral se conocía como "natrón". En España se conocía, tradicionalmente, como "sosa" (no confundir con la sosa cáustica, que es un hidróxido sódico*), excepto del producto obtenido de la calcinación de las plantas que comercialmente se conocía como "barrilla" y "roquetta".
Sal sódica del ácido carbónico decahidratada. Se encuentra en depósitos naturales (lagos salados), mezclado con otras sustancias como sulfatos* y cloruros*. Es un sólido soluble en agua*, en forma de polvo o terrones de color blanco o grisáceo. Desde mediados del siglo XVII se obtiene artificialmente. En el Antiguo Egipto fue muy usado en ceremonias de purificación, en el blanqueo del lino* y en el proceso de embalsamiento de las momias. También se ha empleado en la fabricación de vidrio* (como fundente*), en la elaboración de pulpa de papel* y en la fabricación de jabones* y detergentes. El carbonato sódico se obtenía también a partir de la combustión de determinadas plantas*, sobre todo las que crecían en litorales, riberas, marismas y en suelos arenosos. En España, estas cenizas* se obtenían habitualmente de la planta barrilla ("Salsola kali" de la familia de las Quenopodiáceas), con una riqueza de hasta 40 % de carbonato sódico.