Valor otorgado a la moneda* por la autoridad que la emite y que es aceptado por todos los usuarios de la misma. Este valor debe aparecer grabado en una de las caras* de la moneda (valor facial). Hasta la Edad Contemporánea, el valor intrínseco* y el nominal se confundían, pues la moneda valía prácticamente lo mismo que el metal* en que estaba hecha; en la actualidad, la utilización de metales baratos, sin valor per se, ha cambiado la relación entre ambos conceptos, dejando de ser coincidentes.