Procedimiento fotográfico en el que la copia de color se forma a partir de tres negativos de color distintos. Estos negativos se registran en unas "películas matrices" con una emulsión de gelatina con bromuro de plata que llevan incorporados los tintes de color rojo, verde y azul. Finalmente, cada color se transfiere a una hoja de papel barritado o de plástico. Es un proceso lento, laborioso y costoso, y es utilizado principalmente en la fotografía artística.