El tapial (una arquitectura en tierra) es una de las técnicas de construcción más antiguas y más fáciles de realizar. En la España medieval ha sido la técnica más característica y significativa de la construcción andalusí y se extendió en el resto de los reinos peninsulares a partir del siglo XIII.
Técnica de construcción* de paramentos que consiste en el uso de un encofrado* para verter y apisonar normalmente tierra amasada sola o con aditivos (paja, fragmentos de ladrillo, cal, grava, piedra, etc.) para reforzar su estructura o, incluso, morteros de cal y arena. Una vez seco el material de relleno en la base, el encofrado se desmontaba y se colocaba en la parte superior del muro y se repetía la misma operación, hasta conseguir la altura deseada. En la antigüedad y hasta bien entrado el siglo XI se usaron agujas o cárceles (travesaños de madera que van de una a otra parte del muro, transversalmente) que, una vez desmontado el encofrado, se dejaban empotradas en el muro; antes de dar el revoque final se aserraban a ras, aunque con el paso del tiempo esta madera se reseca y desaparece y el muro queda pespunteado regularmente por una serie de mechinales que testifican, en hileras sucesivas, el número y la anchura de los tapiales aplicados.