Técnica de curtido* en al que se emplean taninos vegetales para tratar la piel. En este proceso, la piel se sumerge en un baño de una solución acuosa de taninos cuya principal fuente fueron las agallas, la corteza del roble, así como el lentisco y el zumaque. Generalmente, el tipo de piel, la calidad deseada o las tradiciones locales hacían que se empleara un tipo de curtiente vegetal u otro.