La difusión del terrazo como técnica se encuentra en Venecia, a mediados del siglo XV, como método para aprovechar los trozos sobrantes de la construcción de suelos con mosaicos de mármoles. No obstante su origen se puede encontrar ya en la Grecia antigua, así como en la arquitectura romana.
Técnica de mosaico para pavimentos en la que se emplean piezas irregulares de distintos mármoles, aglomeradas con morteros o cemento y cuya superficie se pulimenta al final. Se puede realizar in situ, aplicando las piezas directamente en el mortero, o fabricando primero baldosas para colocarlas, a continuación en su sitio.