Piel* curtida de varios animales* con el fin de transformarlo en una materia estable, perdurable, resistente y con buenas cualidades plásticas. Este proceso consiste, básicamente, en la eliminación de la carnaza y el pelo* de las pieles (conocido como trabajo de ribera); el curtido, es decir, la aplicación de ciertos productos vegetales (taninos*), minerales (alumbre*, cromo*) o grasas*, para estabilizar la piel y hacerla imputrescible; y, finalmente, los distintos procesos de teñido y acabado de cada cuero. Cada tipo de piel puede tener un proceso de curtido diferenciado, dependiendo de sus características propias y del empleo específico en la manufactura de diferentes artículos. La importancia de la artesanía de cuero, desde la más remota Antigüedad, se puede constatar en el uso de este material en la fabricación de una gran variedad de objetos, desde vestidos y zapatos hasta odres, cuerdas, encuadernaciones y objetos de lujo, así como soporte* pictórico.