Inversión a la que a los tradicionales criterios financieros añade criterios sociales y ambientales; es decir inversión que restringe su universo al de las empresas capaces de acreditar buenas prácticas en materia de RSE.
Inversión que, aparte de tratar de ofrecer la máxima rentabilidad y liquidez con el mínimo riesgo, están de acuerdo con la moral, valores y sistema de creencias de cada uno.