Cada uno de los dientes* del tiburón, un pez marino de esqueleto cartilaginoso y del superorden "Selachimorpha". Diferentes dentro de la boca sólo por su tamaño pero no por su forma, no se encuentran implantados en alvéolos, y según se caen o desgastan son sustituidos por otros. Se han empleado por varias tribus de las islas del Pacífico (principalmente en las Islas Gilbert en Micronesia) en la elaboración de adornos personales y armas, incrustándolos en un soporte de madera en hileras y sujetándolos con fibras vegetales*. En España se ha considerado tradicionalmente como un amuleto contra el mal de ojo (encontrado, sobre todo, en forma fósil).