El término "esmalte" también se ha empleado para identificar algunos pigmentos* a base de cobalto (y especialmente el azul esmalte*), conocidos en la literatura antigua como "smaltum". En las técnicas cerámicas se emplea tradicionalmente el término "esmalte" para referirse a una cubierta opaca y "vedrío" cuando es transparente.
Pasta* vítrificable obtenida a partir de la fusión del vidrio* reducido a polvo y coloreado por óxidos* metálicos: hierro* (rojo), antimonio*, plomo* y plata* (amarillo), cobalto* (azul) cobre* (verde), etc. Se puede aplicar sobre soportes* diversos, principalmente sobre metal*, con fines decorativos. En cualquier caso, es necesario añadir un fundente* para rebajar el punto de fusión entre 850 ºC y 700 ºC. Para aplicarlo en metal, las técnicas más empleadas fueron el alveolado o tabicado (cloisonné); el campeado o excavado (champlevé); el esmalte sobre relieve; y el esmalte pintado.
El empleo del esmalte se remonta en el Egipto faraónico y fue muy usado en la orfebrería grecolatina. Con el Imperio Bizantino alcanzó su máxima perfección, convirtiéndose en una de las principales técnicas decorativas. A lo largo de la Edad Media se difundió en Occidente, donde destacaron talleres como el de Limoges (Francia) o el de Silos (España). En China se aplicaba sobre cerámica desde el siglo XII, aunque su uso sobre metal fue introducido por los jesuitas en el siglo XVIII.