El trazo gris metalizado del grafito es similar al de la punta de plomo. Este hecho ha generado cierta confusión terminológica, ya que esta similitud hizo que se le conociera también como "plombagina" y, más tarde, como "lápiz de plomo". También se ha confundido su uso en el dibujo con el posible empleo de la molibdenita*, a la que se parece mucho. Cabe señalar que sólo en 1778 el químico sueco K. Scheele pudo diferenciar el grafito de la molibdenita.
Lápiz* preparado a partir del mineral* grafito*. Su empleo en las técnicas artísticas (sobre todo en el dibujo) en Europa comenzó con regularidad a partir del siglo XVII, cuando se comercializó el grafito extraído de la zona de Cumberland (Inglaterra), por ser de mejor calidad que el extraido de los yacimientos continentales. En 1795 Nicolás Conté patentó una mezcla de polvo de grafito y de arcilla* (el conocido lápiz compuesto*), comenzando la fabricación artificial del grafito, debido a la interrumpción del comercio entre Inglaterra y el resto de Europa a causa de las guerras napoleónicas. Desde finales del siglo XIX E. Acheson patentó la fabricación del grafito sintético y comenzó su producción industrial como lápiz de grafito.