Papel* que lleva la huella de la filigrana, es decir, un hilo metálico* cosido a los alambres de la forma papelera, formando una silueta determinada, acompañada, habitualmente, con las iniciales o el nombre del papelero. La primera filigrana aparece en siglo XIII, en los molinos papeleros de Fabriano y, a partir de este momento, fue usada con constancia como marca comercial o de calidad del papel. La filigrana puede aparecer tanto en el papel de tina* como en el continuo*.