El uso de polvo de oro es la técnica de dorado más antigua, ya que su empleo se atestigua en ejemplos de cerámica de la necrópolis de Varna del quinto milenio (polvo de oro aluvial).
Técnica de dorado* que consiste en moler el oro en un mortero, hasta conseguir convertirlo en polvo (más o menos fino) para poder aplicarlo con pincel o con una caña en la superficie a dorar, aglutinado con un adhesivo o una sustancia viscosa (normalmente la miel, muy empleada en el dorado de la cerámica*, aunque hacía falta una cochura a bajas temperaturas para poder fijar el dorado). El molido del oro era una operación complicada debido a la maleabilidad del metal que hacía que se formasen grumos. Por esta razón, tradicionalmente, se emplearon sustancias como miel, sal o nitro en el proceso del molido que, a continuación, se eliminaban con varios lavados. El oro molido se ha empleado en todas las técnicas artísticas, aunque tuvo un uso importante en la escritura (crisografía) e iluminación de los manuscritos.