El aparejo de ladrillo ha sido una técnica muy empleada desde la Antigüedad, sobre todo en zonas donde la madera era escasa. En la construcción romana el ladrillo juega un papel fundamental, en ejemplos como el opus latericium*, el opus africanum*, el opus mixtum* o el opus spicatum*. La construcción con ladrillo conoce un nuevo auge a partir de la baja Edad Media en los reinos peninsulares.
Aparejo* en el que se emplea como material constructivo el ladrillo fabricado en diversas formas, aunque en la mayoría de los casos el paralelepípedo ha sido la forma más habitual. En la construcción con ladrillos se usa argamasa o mortero de cal y arena en proporciones variables como elemento conglomerante. El empleo del ladrillo ha sido la consecuencia de la proliferación de los hornos y del dominio de la cocción del barro.