El origen etimológico de la palabra mosaico se debe a la transformación fonético de musivum, la decoración realizada en las conocidas como "grutas de las musas" (musaeum). Los ejemplos más antiguos datan del III milenio, en Mesopotamia (Uruk), aunque su gran difusión y desarrollo comenzó a partir del siglo IV a. C., sobre todo en la decoración de pavimentos.
Conjunto de procedimientos técnicos empleados en la fabricación de mosaicos, es decir del arte de crear imágenes acoplando teselas (pequeños fragmentos de vidrio, piedras u otros materiales de distintos colores) hasta conseguir el diseño decorativo deseado. Al principio para las teselas se empleaban guijarros o cantos rodados naturales, pero parece que a partir del siglo III a.C. comenzó su sustitución por teselas labradas.