El acabado bruñido se emplea durante toda la Prehistoria reciente, la Edad del Hierro, época romana y época medieval. En ocasiones se aplica en bandas alternando zonas en reserva.
Técnica de acabado cerámico que consiste en dar brillo a la superficie cerámica mediante el uso de diversos instrumentos lisos y convexos (por ejemplo, cantos rodados, madera, hueso, cuero, etc.) hasta conseguir un brillo superficial intenso. Este tipo de acabado es propio de piezas cerámicas cocidas, normalmente, a baja temperatura y sin vedrío. El bruñido se realiza cuando la pieza está ya alisada y engobada (como en la "terra sigillata"), con la pasta cerámica parcialmente seca. La aplicación de la técnica del bruñido puede tener un carácter parcial o total y, a parte del efecto decorativo, tiene un importante valor práctico ya que se consiguen paredes compactas e impermeables.